Nos encontramos desde inicio de este año, de esta nueva década, con una situación compleja con los cuerpos de la policía, tanto nacional, estatal, y municipal, sin dejar de lado a los cuerpos policiacos de la Ciudad de México. No dejan de cesar los abusos por parte de las fuerzas del orden. La falta de coordinación o capacitación, o simplemente el abuso de poder, ha evidenciado las deficiencias de las corporaciones, violentando los derechos humanos de la ciudadanía.
La situación que se vive en la frontera sur, no es para menos, grave. Si bien es cierto, que el fenómeno de la migración es un problema mundial, contradice las políticas públicas de “solidaridad” del actual gobierno de Andrés Manuel López Obrador, cerrando fronteras; lo peor, es la violencia que se está presentando con los migrantes centroamericanos, la vulneración de los derechos de familias enteras, los enfrentamientos dan como resultado atropellar a las personas sin consideración, ni acuerdos que puedan solucionar esta crisis.
En cuanto a nivel estatal, en nuestro Estado de México, la violencia no cede, está catalogada nuestra entidad como la población con mayor índice delictivo. La capacidad de Maribel Cervantes está siendo rebasada por la enquistada corrupción de sus elementos y tantos años de entregar “la famosa gata” para enriquecer a los mandos superiores, a costa de la extorción a la sociedad, ahora, les cuesta trabajo dignificar a los elementos para ejercer con eficiencia su labor. Continuamente, nos encontramos en las famosas cámaras de viodeovigilancia callejeras con los abusos de poder por parte de los agentes del orden estatal, la sociedad teme si se encuentra con estos personajes en la calle, a cualquier hora, uno se enfrenta con los excesos de la gente que se encarga de la “seguridad”.