Murales, que Trascienden el tiempo y la historia Revista Matices

Los frescos en los muros renacen entre junio de 1920 y octubre de 1921, hace más de 100 años

La obra precursora del muralismo fue el mural “Árbol de la ciencia o Árbol de la vida”

Obra plástica en la secretaria de Educación Pública, Palacio Nacional, edificios estatales; la UNAM tiene alrededor de 110 murales

El muralismo contemporáneo revive a través de artistas jóvenes que toman la calle como su lienzo

Por Ricardo FLORESMIRANDA

En México, sus pobladores, desde la época prehispánica tenían la usanza de plasmar en cuevas y templos temas de guerra, labranza, de sacrificio humano, fiestas regionales y costumbres de sus regiones, comenzando por Bonampak que significa «Muros pintados». De la misma manera, en el periodo colonial artistas plásticos crearon murales con figuras y pasajes religiosos en los templos y conventos católicos para evangelizar y reforzar la doctrina cristiana.

Esta tradición de pintar muros, legado de los artistas creativos del mundo prehispánico y de los grandes maestros del Virreinato de la Nueva España, resurge en el Siglo XIX con el primer artista plástico mexicano Juan Nepomuceno María Bernabé del Corazón de Jesús Cordero de Hoyos (1824-1884), quien pintó el primer mural de tema filosófico y de vanguardia en 1874 (hoy desaparecido) en la Escuela Nacional Preparatoria (San Ildefonso). Además de pinturas murales en las iglesias Jesús María, Santa Teresa la Antigua y San Fernando.

Décadas más tarde, los frescos en los muros renacen entre junio de 1920 y octubre de 1921, hace más de 100 años, en la creatividad artística de Roberto Montenegro y Gerardo Murillo (Dr. Atl) en el edificio del antiguo colegio máximo jesuita de San Pedro y San Pablo, ubicado en las calles de El Carmen y San Ildefonso en el centro de la ciudad de México, y que años después sería convertido en anexo de la Escuela Nacional Preparatoria.

En las paredes del colegio y del templo fueron realizadas las primeras representaciones de ese nuevo arte nacionalista, promovido e impulsado por el abogado, político, escritor, educador y filósofo mexicano José Vasconcelos Calderón (1882-1959), 6° Rector de la Universidad Nacional (1920-1921) y 1.er Secretario de Educación Pública (1921-1924), con el propósito de fomentar la cultura mexicana. Y, para ello llevó a cabo una convocatoria donde se invitaba a los artistas plásticos de esa época a que pintarán sus creaciones en edificios públicos.

La obra precursora del muralismo mexicano del siglo XX fue el mural “Árbol de la ciencia o Árbol de la vida”, de tipo decorativo y con motivos iconográficos estilizados del arte popular mexicano, que pintó Montenegro en el ábside del ex Templo de San Pedro y San Pablo, que fue sede del Museo de la Luz, hoy, Museo de las Constituciones.

El proyecto artístico nacionalista que alcanzó relevancia a nivel internacional durante el siglo XX, su impulsor José Vasconcelos sostenía que correspondía a la Universidad “definir los caracteres de la cultura mexicana” para “elevar el espíritu´ de la población, ya que estaba convencido de que “la cultura auténtica debía emanar del pueblo” y que el arte era la “expresión profunda y sintética del verdadero sentir humano de cada época´.

Entre los primeros destacados artistas que acudieron a la convocatoria, después de Roberto Montenegro y Gerardo Murillo, están Jorge Enciso, Xavier Guerrero, Gabriel Fernández Ledesma, Manuel Centurión y Hermilo Jiménez.

Poco después se incorporaron: Federico Cantú, Ramón Alva, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, Jorge González Camarena, Juan O´Gorman, Antonio González Orozco Aurora Reyes y Rufino Tamayo, Antonio González Orozco Arturo García Bustos, Rafael Cauduro, Jorge Navarro, Héctor Cruz García, Luis Nishizawa Flores, Santiago Carbonell, Leopoldo Flores, Julio Carrasco Bretón, entre muchos otros, que continuaron plasmando su creatividad, siempre esforzados por mantener la obra plástica que trasciende el tiempo.

Obra plástica que podemos ver en los murales en las paredes de la Secretaria de Educación Pública, del Palacio Nacional, del Palacio de Bellas Artes, en los edificios de los gobiernos estatales y municipales, en los centros educativos universitarios, entre ellos la UNAM que tiene alrededor de 110 murales, y en empresas privadas.

Este arte que tiene sus raíces en Bonampak (Muros pintados) y en otras culturas del mundo mesoamericano, continúa hasta nuestros días con los exponentes del muralismo actual con sus expresiones artísticas que se reflejan en los bajos puentes vehiculares, bardas de casas, azoteas de viviendas, fachadas de edificios condominales y en cualquier muro que sirva para pintar la identidad urbana con sus conflictos, protestas, personajes y cualquier idea. Un muralismo contemporáneo que revive a través de artistas jóvenes que toman la calle como su lienzo, como parte de un movimiento global de arte urbano.

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