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Nueve briosos renos recorren los cielos

  • Obedecen el arreó de mando de su simpático y robusto conductor
  • Cual saeta va de casa en casa dejando juguetes y regalos
  • Las y los niños anhelan verlo en su trineo jalado por los renos

 

Por Ricardo FLORESMIRANDA

51654-my-free-wallpaper-artistic-wallpaper-vintage-christmasEn vísperas de la Navidad la ilusión de las niñas y niños crece cada vez que se acerca la Nochebuena. Sueñan con el deseo de qué al despertar los juguetes solicitados a Santa Claus, fueron los requeridos al personaje corpulento de tez sonrojada, blanca barba, vestimenta roja y botas negras, quien tras una larga jornada nocturna en su enorme trineo remolcado por nueve briosos renos viene recorriendo los cielos de los cinco continentes del mundo cargado de infinidad de regalos y obsequios.

Incansables los ciervos de grandes cornamentas, sin la necesidad del fustigo látigo, obedecen el arreó de mando  de su alegre conductor que cual saeta va de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo, de casa en casa, dejando juguetes y regalos a las pequeñas y pequeños, que guardan con anhelo la fantasía de sus sueños.

La noche del 24 de diciembre, horas antes del advenimiento del Niño Dios, las niñas y los niños se resisten ir a dormir, no quieren pernoctar esa noche, quieren permanecer despiertos, pegados, prácticamente, en las ventanas de sus recamaras, unos; otros, en el patio o jardín de sus casas, no dejan de mirar hacia el cielo cubierto por el  manto negro de la noche, para tratar de observar el momento en que cruce a vertiginosa velocidad el trineo tirado por los nueve renos que lidera “Rodolfo”.

315716-norman-rockwell-christmas-wallpaper-norman-rockwell-christmasEsa noche mágica que tanto esperan millones de niñas y niños, envuelta en una fabulosa fantasía,  sueñan que Papá Noel, o San Nicolás, o Santa Claus, baja del trineo con enorme costal de juguetes que tiene destinado dejar en cada casa, mientras sus renos Donner (Trueno), Blitzen (Relámpago), Vixen (Bromista), Cupid (Cupido), Comet (Cometa), Dasher (Alegre), Dancer (Bailarín), Prancer (Acróbata) y Rodolfo, toman un breve descanso, para proseguir su intensa y agotadora jornada, tanto que ninguna niña y ningún niño deben de quedar sin sus regalos y juguetes en Nochebuena y Navidad.

Esta hermosa leyenda de los renos que tiran el trineo de San Nicolás, o Santa Claus, parte del poema titulado “Una Visita de San Nicolás”, escrito en 1823 por el escritor y profesor de literatura oriental y griega, el estadounidense Clement Clarke Moore  (1779-1863). A él se le asigna como el autor de la oda navideña, que fue publicado por primera vez de manera anónima en el periódico Sentinel de la ciudad de Troy (NY) hace 198 años, cuando Clarke Moore tenía 44 años de edad.

 No fue sino hasta 14 años después, en 1837, cuando el periódico The New-York Book of Poetry, editado por Charles Fenno Hoffman, le dio el crédito en modo impreso a Clement Clarke Moore por su poema “Una Visita de San Nicolás”.El poema conocido también como «Era la noche antes de Navidad» ha sobrevivido casi cerca de dos siglos y se ha publicado en numerosas versiones ilustradas y en casi todos los idiomas hasta nuestros días.

 

“Era la noche antes de Navidad, cuando en toda la casa

 no se movía ni una criatura, ni siquiera un ratón.

 Los calcetines colgados en la chimenea con cuidado,

 esperando que San Nicolás pronto estuviera allí…”

 

“Lejos a la ventana volé como un relámpago,

abrí las contraventanas y levanté la persiana.

La luna en el medio de la nieve recién caída

daba el brillo del mediodía a los objetos de abajo.

¿Y qué es lo que mis ojos maravillados vieron aparecer?

Un trineo en miniatura, y ocho pequeños renos,

Con un conductor pequeño y viejo, tan vivo y rápido,

que supe al momento que debía de ser San Nicolás”.

 En el poema “Una Visita de San Nicolás”, se menciona a los ocho renos con sus respetivos nombres, sin embargo el trineo de Santa Claus es tirado por uno más, “Rodolfo”, que fue añadido a raíz de la publicación Christmas story del escritor, redactor y publicista Robert L. May, en 1939.

Este simpático reno, que es el más joven de la cuadrilla, usa su llamativa nariz roja para guiar a la manada con destreza el trineo de Santa Claus, que en el contexto del poema donde se menciona a San Nicolás, el semejante de Santa Claus,  describe al bonachón personaje de esta manera:

 

“… ¡Sus ojos, cómo brillaban! ¡Sus hoyuelos, qué alegres!

¡Sus mejillas eran como rosas, su nariz como una cereza!

En su alegre y pequeña boca se dibujaba un saludo

y la barba de su mentón era tan blanca como la nieve…”

 

“…Tenía una cara ancha y una pequeña barriga redonda,

que sacudía cuando se reía, como un cuenco de gelatina.

¡Era gordito y rollizo, talmente un duende viejo y alegre…

 

Tanto para las niñas y los niños de hace casi 200 años, como para las niñas y los niños del Siglo XXI, Papá Noé, o San Nicolás, o Santa Claus, es esperado con ilusión en la noche de Navidad. Todos los niños anhelan verlo llegar en su trineo mágico jalado por sus simpáticos renos y verlo partir como la estrella fugaz que cruza los cielos de los cinco continentes, cumpliendo su sagrada misión.

 

“…Saltó a su trineo, a su equipo le dio un silbido,

y todos volaron lejos como los vilanos de un cardo.

Pero le oí exclamar, mientras conducía y se perdía de vista:

«Feliz Navidad a todos, y para todos una buena noche».

 

—000—

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