• Explican músicos el A,B,C de la familia de las cuerdas.
• Deleitan al público mexiquense con interpretaciones diversas.
Toluca / Estado de México
Con el objetivo de que la música de cámara llegue a más mexiquenses, la Orquesta Sinfónica del Estado de México (OSEM) creó el “Quinteto de Cuerdas” que se presentó en el Centro Regional de Cultura de la capital mexiquense, donde los asistentes, además de deleitarse con la música, aprendieron de ella.
El Salón de Usos Múltiples del Centro Regional fue la sede donde los cinco maestros de la OSEM, dieron cuenta de la música que emerge de sus instrumentos: dos violines, una viola, un violonchelo y un contrabajo, que pertenecen a la familia de las cuerdas frotadas o pellizcadas, de las cuatro que componen una orquesta.
El contrabajista Arturo Rodríguez explicó que las cuatro familias que componen una orquesta son: cuerdas, alientos, metales y percusiones; asimismo, compartió con los presentes que cuando no utilizan el arco para tocar los instrumentos de cuerda, hacen “pizzicato”, término italiano que significa pellizcar con las yemas de los dedos las cuerdas, dando paso a la interpretación de la melodía popular “Habanera”, de la Ópera Carmen.
También se habló de la importancia del tamaño de los instrumentos, ya que entre más grande sea, el sonido que emiten es más grave y cada uno de los cinco maestros tocaron fragmentos para que la gente pudiera apreciarlo y posteriormente deleitaron con la “Ópera Cavalleria Rusticana”.
Con lenguaje simple, el contrabajista interpretó un fragmento de la canción tradicional mexicana “La Guadalupana” en diversos tonos, y explicó al público que la música es como el mar, porque también tiene diversas tonalidades, a veces es más azul o más verde.
El reconocimiento del público se hizo presente y poco a poco la gente comenzó a participar con el quinteto expresando las emociones y los sentimientos que les producía la música.
Posteriormente, ya con más conocimiento musical, los asistentes disfrutaron del concierto para cuerdas en “Re Mayor” de Antonio Vivaldi, compuesto por tres movimientos, así como el “Canon” de Johan Pachelbel, penúltima melodía en la que se pudo apreciar el trabajo en equipo con la armonía, ritmo y melodía, dejando claro a los espectadores la importancia de cada instrumento.
Para finalizar la tarde musical, se dijo que se llama música de cámara porque se realiza en una recámara, sitio donde es imposible que pueda estar una orquesta sinfónica y, así, cerraron el recital didáctico con el vals austriaco de Johann Strauss “Pizzicato Polka”.