La corrupción es un tema que ha dado mucho de que hablar en los últimos gobiernos nacionales, ha alcanzado a todos los partidos políticos, lo sorpresivo, es como ha corrompido a todos el sistema nacional, sin duda, todas las esferas sociales no se salvan de este mal que ha debilitado el esquema nacional.
Las cúpulas sociales han sacado gran ventaja a este cáncer ciudadano, los distintos niveles de gobierno han vaciado las arcas económicas y son unos pocos los que se enriquecen, aunque, este fenómeno no exclusivo de un sector social, es un fenómeno que atañe al país entero. Nos estamos acostumbrando a vivir bajo la corrupción y dañando a las futuras generaciones.
Es importante dar un golpe de timón al barco en que vamos, si bien es cierto, que vivimos en un gran país con una naturaleza envidiable y recursos naturales que nos hacen ser una nación con un potencial económico, sino abatimos o cambiamos la estructura de educación, económica y social, tendremos graves problemas en un futuro no muy lejano.
La cercanía de México con Estados Unidos nos ha ayudado a mantener al país solvente, las remesas contribuyen en mucho a la economía. Pero, no podemos dejar este problema a “papá gobierno”, tenemos que empezar por cambiar nuestro comportamiento y educar a nuestra niñez con ejes de compromiso social.
Realmente, lo que está pasando en México se debe poner mucha atención, no es normal tanta corrupción en instituciones de gobierno tan trascendentales. Se debe corregir la ruta, si bien es cierto, que no todos los mexicanos están inmiscuidos en este cáncer social, también es cierto, que a todos nos puede dañar.
Hemos llegado a excesos de inseguridad, de muertes, de saqueo a las instituciones; si los líderes sociales y la sociedad en general no hacemos algo, el futuro puede ser muy desolador como ha pasado en Argentina o Colombia. Aunque hay que aprender de lo que pasa en otros lugares, también se puede afirmar que a pesar los costoso que fue cambiar a Medellín, ciudad colombiana, han logrado impulsar una ciudad que es ejemplo de que se pueden hacer las cosas bien. La pregunta es, ¿hay necesidad de llegar hasta los extremos y hundirnos por falta de conciencia?
