Sigue sin cesar los fallecimientos de miles de personas en el mundo, en nuestro país, el Estado de México y el valle de México abruman las esquelas y los infectados en los distintos sectores de nuestra nación.
Es increíble como los conciliábulos no ceden, las fiestas de diciembres están marcando la diferencia de las personas que se resguardaron y las que salieron sin tomar las medidas preventivas o simplemente el virus invadió el cuerpo de alguno.
En México, seguimos con la incertidumbre con la toma de decisiones de los diferentes niveles de gobierno. El discurso es uno y las acciones simplemente son otras; la realidad a la que se enfrenta la sociedad realmente es de vulnerabilidad. Es un hecho que esta pandemia rebasó al Estado mexicano. Las estampitas religiosas no fueron suficientes para evitar la muerte de miles de mexicanos. La irresponsabilidad, la falta de no guardar distancia, el no usar los cubrebocas, el exigir trabajar en las oficinas de gobierno sin dar garantías de seguridad laboral, han hecho que en México haya un desastre en la toma decisiones.
La Covid ha alcanzado a todos los niveles sociales, el Presidente de la República no ha sido la excepción. La vacuna no evitó que lo alcanzara esta enfermedad, pero como máximo mandatario goza de ciertas atenciones para no desequilibrar el rumbo de una nación.
Los ciudadanos comunes y corrientes se han visto en verdaderas odiseas para poder ser atendidos por el personal del sector salud.
Los trabajadores del sector salud, no se sienten con las garantías laborales necesarias para atender a los millones de pacientes y existen historias desgarradoras por la falta de equipo, por la falta de planeación en esta dantesca pandemia.
Simplemente la pandemia nos rebasó, rebasó al sector salud, y el Gobierno federal no es capaz de cumplir con las expectativas de un pueblo, el cual, hay sectores que siguen creyendo que esta enfermedad no existe.